CIUDAD, ARQUITECTURA Y CULTURA::
La idea que tenemos de la ciudad y que no se ha modificado por el momento, es la del acumulo cultural que da al núcleo la capacidad de organizar una zona más o menos extensa de territorio.
Sin estos puntos de concentración e irradiación cultural no es concebible, en la actualidad, ninguna forma de organización del ambiente.
Giulio Carlo Argán, 1980.
La cultura contemporánea, llena de contradicciones, rica en su diversidad, permeada por la tecnología hace más rica su relación con arquitectura y ciudad.
Las artes plásticas, el cine, la filosofía, la antropología y por supuesto la tecnología complejizan y demandan altas exigencias a ciudad y arquitectura.
Entendemos cultura en el sentido dado en Alemania: Como espíritu. Esto, porque en el fondo compartimos que la cultura es un asunto de valores. Según Hegel hay una cultura o espíritu objetivo y otro subjetivo. Según Simmel, toda producción humana, la arquitectura por ejemplo, es provisión de espiritualidad objetiva de la especie.
La arquitectura como manifestación cultural, como producto cultural trasciende al individuo creador. La cultura es un mundo propio y apropiado a los seres humanos por ser según Scheler, el espíritu, la principal característica humana.
Cultura supone: Habitar, o relacionarse con el medio que alberga. Cultivar, más allá del agro, el cuerpo y el espíritu. Honrar, lo cual supone un culto a los dioses y antepasados.
Con Levy-Strauss y, la etnología se amplió el concepto de cultura hacia toda la cultura material (Y simbólica). También pudo incorporarse así la idea de cultura de habitar y cultura del proyecto.
Por los años 70´s (Siglo XX), se da el despliegue de la Arqueología industrial que incorporaba una nueva cultura material y técnica, relacionada con la industria. Incorpora el interés hacia la ciudad industrial, los suburbios y los sistemas de producción. La dimensión social vuelve a estar en primer plano y al tiempo, las culturas urbana e industrial devienen cultura de masas, como una promesa de socialización, tanto de saberes como de procesos técnicos y, como contracara se abre al “consumismo”.
Desde el siglo XIX, la cultura del espacio público empezó a tener fuerza y la retoma con gran impulso a mediados del siglo XX, revalorizando el espacio libre, la infraestructura y mobiliario urbanos y en general el traslado del interés hacia el urbanismo. La lucha en este contexto planteó “la ciudad para el peatón”, la ciudad no especulativa (Contra la especulación inmobiliaria sin control) y la búsqueda de alternativas a enfoques racionalistas.
La cultura material y la gran disponibilidad de tecnología, que implicaba una mayor exigencia y costos trasformaron muy a fondo saberes y formas de arquitectura y ciudad llevándolas a excesos y extra costos impensables en otras épocas. Se llegó en un determinado momento a contrasentidos y a impulsar los movimientos ecológicos y la sustentabilidad de los recursos.
Se trata acá también de una “cultura técnica”, y simbólica que incorpora el arte. Es una cultura material relativa a procesos de industrialización y tecnología. Cultura también de masas, socialización de los procesos culturales, artísticos, técnicos, e inicio del consumismo, como vimos.
Para los años 70´s y 80´s del siglo XX, la cultura visual con su capacidad comunicativa, coincide con el lanzamiento del llamado posmoderno, que en su peor versión era trivial. Esta opción posmoderna se agotó en la superficie sin mejorar en nada una ciudad y un entorno cada vez más degradados.
Al volverse puro mensaje la arquitectura también se torna erótica: Sufre del síndrome de la (Lacan, Freud), cambiando lo genital por lo visual, supliendo el placer sexual por el visual. Esto coincide con el reino de lo mediático, de la mera fachada, de la superficie.
En su mejor versión esta cultura de lo visual, lleva a recuperar valores simbólicos y culturales, cualidades de textura, color, materia, luz y al tiempo el carácter de los lugares como opción a l espacio abstracto.
La producción masiva de bienes y artefactos, de componentes y materiales por su parte, condujo a la ya mencionada sociedad de consumo: Verdadera cultura compulsiva por “tener”, que despreciaba “ser” y, al ya mencionado reino de lo visual, de la imagen y de las formas ahora sin contenido, al desperdicio y depredación de los recursos, lo que ahora intentamos corregir con enfoques ambientalistas y en pro de lo sustentable.
La cultura provisión de espiritualidad objetiva de la especie, concentrada e irradiada desde la ciudad, organiza hoy para bien o para mal, casi todo el territorio habitable del planeta y con la globalización progresiva abarca a casi el 70% de su población .Que esta cultura signe al planeta y su población con buena calidad de vida y oportunidades de realización persona l para todos es el reto de este milenio.