domingo, 4 de octubre de 2020

La Casa, Habitar...


 “Poéticamente habita el hombre”… “Ser hombre es estar en la tierra como mortal…significa habitar”.
Depende de $$$$

¿Tugurio
Martín Heidegger.

El debate por la casa, como sabemos ha sido en la modernidad el debate por la arquitectura.
La casa es tal vez el principal producto de las culturas de habitar y del proyecto. Debatir por la casa es hacerlo por la modernidad viendo su evolución, su crítica y su vigencia. La razón de esto y de la casa La casa, habitar…

, está ligada a lo moderno, pero también al sujeto, quien también se liga a lo moderno: El sujeto, como libertad y creatividad. En la casa el sujeto es  fundamental, es el habitante.
Modernidad supone una sociedad que se moderniza en todos los campos y sin embargo supone a veces un sujeto que no logra beneficiarse de tal proceso: He ahí la principal dicotomía de lo moderno. La casa resume en la modernidad las aspiraciones del sujeto y a su vez es la protagonista del mismo proyecto moderno, la mostración de todo cambio, avance o logro de tal modernidad.
La casa representa la idea de habitar, incorporando la dimensión personal, experimental y de integración de las innovaciones técnicas y estéticas en la arquitectura. Esto aun admitiendo que habitar y moderno sean conceptos difíciles de conciliar, dada su implícita contradicción. Como sabemos  habitar supone estabilidad, permanencia, continuidad. Lo moderno supone incesante transformación, lo nuevo, dialéctica…
Tal contradicción, entre otros aspectos, ha llevado a la tendencia actual de desaparición de la casa, del panorama de la metrópolis  de hoy. Aunque pienso que esas oposiciones, tal dialéctica es lo que hace interesante hasta hoy el habitar moderno.
¿Cuáles son las posibilidades hoy en la ciudad colombiana de una oferta suficiente de casas?
¿Es posible con agrupaciones de casas lograr todavía buenos vecindarios en  la ciudad compacta?
Existen algunas: Recuerdo una buena experiencia en Londres y algunas ciudades anglosajonas, de viviendas apareadas, que permiten obtener  con base en casas adosadas por un medianero y con tres fachadas libres, las  ventajas de la casa aislada con menor consumo de tierra. Esto en dos pisos logra una buena densidad de viviendas por hectárea y buenas áreas verdes.
Otra buena opción es la de agrupar las casas  de a cuatro, formando pequeñas manzanas, lo cual permite dos fachadas libres, un buen asentamiento y que las cuatro casas sean de esquina, con buena densidad y buen grado de verde y libertad.
Pero bien, buena opción es también, la de pequeñas nuevas ciudades o aldeas de equilibrio conformadas por casas, cercanas a una ciudad o población pre-existente, con equipamientos, buenas rutas de transporte público y privado, apoyadas en las opciones del trabajo desde casa o tele trabajo.
El hecho es que la casa, esa especie de segunda piel nuestra, que refuerza nuestro individualismo y deseo de libertad, ha logrado liberarse a sí misma, mediante recursos como la planta libre y los medios de control ambiental, llegando a postular una nueva “cultura de habitar”.
La casa de hoy es cada día más des materializada y se vuelca de lo local a lo global, mediante las técnicas de comunicación disponibles. Esto habilita a la casa para sobrevivir y es lo que ha posibilitado su permanencia y vigencia desde “esa otra ciudad” que se desarrolla alrededor de las grandes metrópolis compactas en todo el mundo.
Contradicción, oposiciones y su dialéctica han marcado la casa y el habitar desde la antigüedad clásica: Reposo-trabajo, ocio-negocio, tele trabajo y diversión desde casa, en nuestra época…
La casa ahora suburbana por cuenta de la ciudad compacta con sus altos costos, sigue siendo una idea clara de vinculación a la naturaleza y de individualismo, aunque ellos sean retóricos y consumistas. Esta casa sobrevive gracias en parte al carro particular, muy a pesar de las distancias y costos de movilidad



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