Vista por Nº 10 de calle Krivoarbatsky |
Vista del estudio |
La casa número 10 de Krivoarbatsky lane en Moscú, tiene ahora 84 años. La diseñó y construyó Konstantín Mélnikov, para él y su familia entre 1927 y 1929.
Su área, de unos 257 metros cuadrados , se reparte en tres niveles, con dos espacios de doble altura y siguiendo una planta definida por dos círculos que al intersecarse, generan en alzado, dos cilindros casi iguales: Uno bajo de acceso y otro con un piso más de altura.
La casa muestra las contradicciones y dicotomías del constructivismo, de gran parte de la vanguardia arquitectónica rusa y del propio Mélnikov: Eran progresistas y anticiparon en cuanto a espacialidad y forma, pero al tiempo integraban tradiciones y un cierto “academicismo”, que después de Stalin, abrió pasó a la regresión neo-clásica.
La casa tenía formas avanzadas para su época, pero con tecnología artesanal y un mobiliario de la época zarista. Los cilindros, construidos en ladrillo con revoque, acabado blanco y, pisos en madera, son idénticos en planta y tienen un diámetro aproximado de 9 metros .
Concebida con una geometría casi excluyente de curvas que recuerdan “composiciones” o “construcciones” del constructivismo y algo de la arquitectura barroca religiosa de la tradición rusa, contiene un espacio pseudo “sacro” definido por la repetición de ventanillas hexagonales que confunden l a noción de su escala. Desde el exterior ella se percibe bien emplazada, dentro de un predio delimitado por medianeros, dando frente a dos vías y su volumen es un tanto indiferente, ensimismado.
La crítica a Mélnikov por “formalista” ahora se muestra justa, ya que en esta extraña casa la función es la que sigue la forma.
Se accede al centro del cilindro bajo, por el plano vidriado, que suponemos es la fachada principal. Se genera de allí un recorrido oblicuo que conduce a las escaleras hacia el segundo nivel y hacia las alcobas.
La relación con el exterior se da por este plano vidriado, que “corta” al primer cilindro y, desde las ventanas hexagonales en los diferentes niveles de modo secundario, ya que en lo fundamental ellas admiten luz y aire. Al llegar a la terraza, se recupera la relación al exterior.
El programa de la vivienda fue forzado casi todo en el primer nivel (Acceso, escaleras, comedor, cocina, depósitos, baños, alcobas).La zona de estar ocupa el espacio de doble altura en el cilindro bajo, con alcobas en cilindro anexo y, el taller el espacio en doble altura del cilindro alto, comunicado con la terraza.
En todos los espacios se evita la simetría.
Esta casa-estudio, es un ícono sorprendente con un extraño poder de atracción. Su exterior atrae, debido al partido original de intersección de cilindros iguales. Su interior por la búsqueda de asimetrías y recorridos oblicuos dentro de una espacialidad “sacra”. Su espacio se articula donde se intersecan los cilindros pero él no se integra por allí… ya que los diafragmas con puertas y vanos se encargan de separar y unir la articulación marcando la separación entre ellos. El efecto de esto, es de gran tensión: Quien lo recorre encontrará sólo espacios estancos.
Algo innegable en la extraña casa, es su capacidad de sorprender y, una originalidad a toda prueba.
Vista posterior desde predio |
Planta primer nivel |
Vista cilindro alto e interior |
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