Partenón. |
El filósofo Romano Guardini, muy amigo de Mies van der Rohe,
utilizaba en su filosofía “de lo vivo concreto”, el recurso de las oposiciones
para la precisión de los conceptos.
Recurso también empleado por Wôlfflin, en su texto
“Conceptos fundamentales en la historia del Arte”, así como también por quienes
han manejado la dialéctica.
El concepto de precisión, se puede ubicar entre aquellos de lo exacto y, de lo vago o
ambiguo. En algún lugar intermedio estaría lo preciso. Desde el punto de vista
formal, lo preciso es distintivo, referido a los aspectos visuales y/ o de
entendimiento de objetos o edificios. Tenemos entonces la idea de precisión
ligada a forma, aspecto y conceptos.
Lo preciso se mueve entre límites que le definen, dejando un
cierto margen, una cierta tolerancia. Lo exacto en cambio es rígido, unívoco.
Lo vago por su parte es indefinido…
Comprender una forma a veces es posible aunque ella sea
vaga. Cuando tiene precisión quedan pocas dudas…Lo mismo ocurre con los
conceptos.
La precisión puede considerarse un atributo formal y
conceptual. (Lo mismo podría decirse de lo vago). Lo que ocurre con lo vago y
lo exacto es que se toman como atributos negativos con frecuencia. Lo exacto
por exclusión de variaciones o falta de flexibilidad y lo vago, por conducir a
lo ambiguo e indefinido…Para los conceptos lo exacto puede tomarse como lo
obvio y lo ambiguo como confusión.
Si volvemos a la forma, es normal que en regiones con plena
luz impere la precisión formal, como en Grecia y el mediterráneo, así como las
formas ambiguas e imprecisas imperan en regiones brumosas o con neblina. Tal vez por eso no se tuvo
gótico real, al sur de Europa.
La luz juega un gran papel en la percepción de lo vago o lo preciso de la forma. Ella es lo
que permite nuestra percepción de las cosas.
En lo conceptual se
da por hecho, que los enfoques racionales sean precisos y los sentimentales,
ambiguos…
No sé por qué recordé aquí, la mal entendida “Kunstwôllen”
de Alois Riegl, o voluntad de forma, que
se entendía como algo independiente de la cosa en sí y, que se daba aún por
encima de los propios creadores y ¡A priori!, tal vez por recordar el enfoque
de Semper, mal entendido también, como sólo materialista.
A propósito, si examináramos la precisión o la vaguedad
desde la materialidad de las cosas tendríamos
otro elemento tangible para comprenderlas.
Hay en la selección de un sistema constructivo y en la
escogencia delos materiales, implicada una decisión sobre lo preciso o lo
vago…Por ejemplo el acero y el vidrio, son materiales de riguroso manejo,
obligan a la precisión conceptual y formal de las obras…Son de élite en cuanto
a requerir alta precisión durante todo el proceso de creación-construcción.Otro tanto podemos decir de la piedra. No es sino recordar el dórico.
Las mamposterías exigen una precisión mediana, cuentan con
buenos márgenes de tolerancia. Algunos concretos posibilitan altos márgenes de
vaguedad formal. La madera si es pulida y tratada se aproxima al acero si es
rústica al concreto “bruto”. Sabemos que el concreto permite según se requiera
buenos niveles de precisión.
Maestro de la precisión lo fue Mies. Le Corbusier oscilaba
entre la imprecisión de su “betón brut” y la precisión de sus conceptos. Los arquitectos
expresionistas por lo general tendían hacia la forma imprecisa…
Conceptos, materiales y forma se alían para conseguir y
comunicar, una mayor o menor precisión en la arquitectura.
En lo personal y en
cuanto a los conceptos, materiales y formas ,he venido con los años
aproximándome y valorando cada vez más,
aquellas obras producto de la reflexión, del rigor formal y material, en las
cuales la representación gráfica está muy próxima a lo que se pensó al
crearlas…
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