domingo, 4 de octubre de 2020

El Latín de la Arquitectura.-


Templo de Hefestos. Atenas. S .II A.C.

¿Cuál es hoy el sentido de nuestra herencia de arquitectura clásica?
Es habitual hoy, ver de mala manera incluso las referencias y las notas como esta, sobre arquitecturas clásicas y/o vernaculares.
En general toda arquitectura tradicional es mal vista. Lo mínimo es que la denominen reaccionaria.
 Hay mucho prejuicio en esto debido a motivaciones ideológicas que asocian lo clásico en arquitectura, (Arquitecturas originadas en las antiguas Grecia y Roma, sobre todo la del s. V antes de Cristo), con sistemas totalitarios o imperialistas: Unión soviética, Alemania Nazi, Italia Fascista, y algunas “democracias”, de corte imperialista como la inglesa y la de U.S.A.
 Algunos críticos y teóricos conocidos de arquitectura han descalificado el clásico así: Gélido, Bruno Zevi;  Instrumento del poder, Leonardo Benévolo; Negación de la historia en la ciudad: Manfredo Tafuri / Dalco; Espartano, Kenneth Frampton; Retórico, Curtiss; Enfático, Cohen.
 Pero es innegable que la arquitectura clásica ha sido el paradigma desde Grecia, al menos en lo que llamamos “Occidente”. Él, pocas veces ha sido abandonado, dándose más bien grados de alejamiento o de re-interpretación al respecto. 
Un momento de alejamiento, fue durante el gótico, entre Románico y, Renacimiento, cuando se dan re-interpretaciones y una actualización del paradigma. Pero tal vez la ruptura más fuerte se dio en la Europa del siglo XIX y principios del XX, con los ataques y crítica de las vanguardias y el surgimiento de la arquitectura moderna. Existe la hipótesis de que la modernidad, en su vertiente más conocida y extendida, era sólo una simplificación, una eliminación de los ornamentos y órdenes de la antigüedad, depurando el lenguaje clásico, tarea que venía desde el período ilustrado, interrumpida durante el neoclásico y que se aceleró al devaluarse el código antiguo, durante el eclecticismo sin límites del s.XIX. 
En el s. XX, los caprichos del art Nouveau, y las deformaciones del puro sentimiento del expresionismo, hicieron que se diera otro llamado al orden cerca de 1922, que dio como resultado el triunfo del racionalismo de la Neue Sachlichkeit y el minimalismo Loosiano. (Se suponía aquí que lo esencial de la arquitectura está expresado en todas las arquitecturas del mundo)1.
Clasicismo.- Énfasis en formas y contenidos ideales, por encima de lo cotidiano, en el poder de la razón, por encima de la equívoca emoción y, por tanto en la contención, moderación y auto-control, claridad y simplicidad. Se admiten en él, la proporción y la medida como canon de belleza, a pesar de la crítica de los románticos y, se antepone eso a la intuición. 
Se privilegia el respeto a la tradición y, en consecuencia se trata de un enfoque conservador e intelectualista.
Algunos autores hablan de una teoría del péndulo, según la cual la arquitectura y el arte pasan por ciclos de lo Romántico a lo clásico, de lo subjetivo a lo objetivo de imaginación a razón, de lo particular a lo universal, de lo real a lo ideal…

1.-Le ecole des Beaux-Arts, era la academia francesa, la cual mantuvo viva la tradición clásica desde 1819 hasta 1968.Muchos de sus diseños se hacían en un clásico “desnudo” y gigante, como algunas obras de Ledoux,  tratando de no sobre-imitar a los antiguos.

Tradición Clásica.- Era la asimilación consciente y la reelaboración de las características imitadas del arte antiguo, según sus cualidades percibidas. (Tradición = transmisión). Su transporte, para una segura conservación. Lo que es tradición en realidad no es la institución, sino la creencia en sus valores. Dentro de esta tradición estaba lo que Vitrubio decía de la buena arquitectura: Para serlo, decía debía tener Firmitas, utilitas y venustas (Estabilidad, utilidad y belleza). En el renacimiento se hablaba de concordancia entre las partes y el todo, hasta un punto en el cual nada se podía quitar ni añadir, sin dañarle. (Alberti). Para Alberti, la apariencia estética de la arquitectura debía tener belleza y ornamento, siendo este algo adicional. La belleza era una armonía inherente.
El clasicismo lleva más de 2000 años en “occidente, en zonas occidentalizadas e influyó aún en el  este.
Todos los estudios y documentos sobre el origen de la modernidad indican que la llamada “modernidad heroica”,  de los años veinte del siglo pasado, logró su definición luego de decantar propuestas de las vanguardias (Cubismo-Futurismo, Stijl)), algo de expresionismo y Neue Sachlichkeit, o nueva objetividad y culmina cuando se opta por una especie de retorno al origen y se coloca en el centro de la reflexión como vimos, una especie de clasicismo desnudo, simplificado. Algo parecido se hizo en el siglo XVIII, con Ledoux, Lequeu, Bouleé según sostiene Emil Kaufmann en su texto de Ledoux a Le Corbusier.
Quienes vieron esto más claro en su momento, fueron Adolf Loos en su obra vienesa y parisina y de allí, Le Corbusier, Berhrens, Mies y algo Gropius. 
Si revisamos el lenguaje de la arquitectura más publicitada de los años veinte a los treinta, tenemos incluso allí  el mal llamado estilo “Bauhaus”,  obras como las de Oud, Perret, Malllet -Stevens e incluso la de Giuseppe Terragni.
Con el cambio de la materialidad gradualmente hacia el acero y el vidrio o el concreto visto, se va diluyendo aquella arquitectura blanca, deudora también de la vernácula el, mediterráneo.

-Uno de los profesores más reconocidos de Beaux-Arts, fue Julien Gaudet (1894- 1908), quien se oponía a las nocivas influencias de los arqueólogos, por dar como resultante una arquitectura de adaptación, servil o de anacronismo ilógico. Gaudet pensaba que lo que se veía en edificios antiguos ya había perdido su gloria original: Había perdido mucho de su decoración y revestimiento, incluso su color, tornándose en una especie de clásico desnudo. Cuando se tuvo a finales del siglo XIX,  una versión más exacta de esa arquitectura, se llevaron una sorpresa. El primer texto que sale en rescate de un clasicismo desnudo e innovador es el de Geoffrey Scott, Architecture of Humanism, de 1914, pero se alejaba de las “falacias” del siglo XIX y su exagerado eclecticismo. Los primeros ejemplos de tal enfoque pueden ser el pabellón del “Sprit Nouveau” de L. C. y el pabellón de Barcelona de Mies.
Son más literalmente “Clásicas” las de Albert Speer, las de la E.U.R, la rusa de los años treinta y la franquista. A propósito ¿A quién no le gusta la arquitectura de G. Terragni, que tiene algo de cubo-futurismo y de clásico desnudo?
Recordé aquí la cita de Adolf Hitler: “Kein volk lebt laenger als die dokumente seine Kultur”…Ningún pueblo vive más tiempo que los documentos de su cultura.


La mayor crisis del canon clásico se dio como hemos visto a finales del siglo XIX, ante el consumo indiscriminado, ecléctico, casi a modo de una combinatoria de códigos y órdenes, sin ningún contenido. (Manfredo Tafuri, Teoría e historias de la arquitectura.)

Pero es justo decir que uno de los principales problemas del manejo de la herencia clásica en arquitectura fue su habitual limitación, a lo sólo externo: Lenguaje, proporciones, órdenes (Imagen y volumetría externas) y  muy poco cuidado a su espacialidad y a su destinación o propósito, o a su función. (Mucha venustas, poca firmitas y ninguna utilitas).
Durante tantos años se dio esta situación que la arquitectura quedó limitada a un ejercicio vacío y repetido hasta el cansancio de carácter sólo formal. Los avances técnicos, los nuevos materiales se ignoraban de manera olímpica y, tuvimos así un gran avance de la ingeniería. Los ingenieros se tomaron el mundo durante gran parte del siglo XIX, y parte del XX, hasta la aparición de la arquitectura moderna. Antes, las grandes obras estaban en sus manos. Hoy también tenemos una fuerte vertiente esteticista que se agota en el puro lenguaje, sin aporte alguno de fondo a la disciplina, ni asimilación seria de nuevos materiales o de procesos y técnicas innovadoras.

Las vanguardias artísticas, como sabemos atacaron el eclecticismo vacío iniciando así una revolución que para los años veinte y treinta sobrepasan el Art Nouveau, el art déco, el expresionismo y luego incorporan elementos cubo-futurista, del constructivismo ruso y de Stijl a la corriente que “retorna al origen” formando así la corriente más fuerte de la modernidad. De ella se apropian, quitándole toda ideología de izquierda los señores Phi. Johnson y Hitchcok, lanzando desde Nueva York el conocido “International Style” que distorsionó bastante, propósitos y origen de la modernidad, tornándole disponible para el gran capital y el consumo masivo en los países desarrollados de “Occidente”.
Con todos los “revivals” del pos moderno, terminó por devaluarse lo que quedaba de esa herencia clásica y en la práctica caímos en un “todo vale” y en una exacerbación del individualismo artístico, llegando a obras del puro capricho como las de Ghery Hadid y otras súper estrellas, que acaparan atención de clientes, crítica y publicaciones.
Hubo un momento interesante en este proceso súper reducido que recuento y fue cuando se dieron dos opciones, interesantes ambas: Una racional, con más apego a la herencia clásica y otra orgánica, más libre, que retomaba elementos de las arquitecturas vernáculas y que privilegiaba el sentimiento, pero sin llegar al exceso caprichoso actual.

En algún punto entre ellas podría estar todavía algún sentido de  esa herencia.


Textos consultados.-
Greenhalg, M, The classical tradition in art, London, 1978
Greenhalg, M, What is classicism? Academy editions, London, 1990.
 Krier, L, “An Architecture of desire”, Architectural design 56, 4, 1986, nota 3.
Wiebenson, Dora, editor, Architectural theory and practice from Alberti to Ledoux, Chicago, 1982.
Speer, Albert, Inside the Third Reich, Eng. Translation, N. York, 1970, Review by Barbara Miller Lane in JSAH XXXII, 4, 1973, 3416.

Scott, Geoffrey, Architecture of Humanism, 1914.

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