Templo de Hefestos. Atenas. S .II A.C. |
¿Cuál es hoy el sentido de nuestra herencia
de arquitectura clásica?
Es habitual hoy, ver de mala manera incluso
las referencias y las notas como esta, sobre arquitecturas clásicas y/o
vernaculares.
En general toda arquitectura tradicional es
mal vista. Lo mínimo es que la denominen reaccionaria.
Hay mucho prejuicio en
esto debido a motivaciones ideológicas que asocian lo clásico en arquitectura, (Arquitecturas
originadas en las antiguas Grecia y Roma, sobre todo la del s. V antes de Cristo),
con sistemas totalitarios o imperialistas: Unión soviética, Alemania Nazi,
Italia Fascista, y algunas “democracias”, de corte imperialista como la inglesa
y la de U.S.A.
Algunos críticos y teóricos conocidos de arquitectura han descalificado
el clásico así: Gélido, Bruno Zevi;
Instrumento del poder, Leonardo Benévolo; Negación de la historia en la
ciudad: Manfredo Tafuri / Dalco; Espartano, Kenneth Frampton; Retórico,
Curtiss; Enfático, Cohen.
Pero es innegable que la arquitectura clásica ha sido
el paradigma desde Grecia, al menos en lo que llamamos “Occidente”. Él, pocas
veces ha sido abandonado, dándose más bien grados de alejamiento o de
re-interpretación al respecto.
Un momento de alejamiento, fue durante el gótico,
entre Románico y, Renacimiento, cuando se dan re-interpretaciones y una
actualización del paradigma. Pero tal vez la ruptura más fuerte se dio en la
Europa del siglo XIX y principios del XX, con los ataques y crítica de las
vanguardias y el surgimiento de la arquitectura moderna. Existe la hipótesis de
que la modernidad, en su vertiente más conocida y extendida, era sólo una
simplificación, una eliminación de los ornamentos y órdenes de la antigüedad,
depurando el lenguaje clásico, tarea que venía desde el período ilustrado,
interrumpida durante el neoclásico y que se aceleró al devaluarse el código
antiguo, durante el eclecticismo sin límites del s.XIX.
En el s. XX, los
caprichos del art Nouveau, y las deformaciones del puro sentimiento del
expresionismo, hicieron que se diera otro llamado al orden cerca de 1922, que
dio como resultado el triunfo del racionalismo de la Neue Sachlichkeit y el
minimalismo Loosiano. (Se suponía aquí que lo esencial de la arquitectura está
expresado en todas las arquitecturas del mundo)1.
Clasicismo.- Énfasis en formas y contenidos
ideales, por encima de lo cotidiano, en el poder de la razón, por encima de la
equívoca emoción y, por tanto en la contención, moderación y auto-control,
claridad y simplicidad. Se admiten en él, la proporción y la medida como canon
de belleza, a pesar de la crítica de los románticos y, se antepone eso a la
intuición.
Se privilegia el respeto a la tradición y, en consecuencia se trata
de un enfoque conservador e intelectualista.
Algunos autores hablan de una teoría del
péndulo, según la cual la arquitectura y el arte pasan por ciclos de lo
Romántico a lo clásico, de lo subjetivo a lo objetivo de imaginación a razón,
de lo particular a lo universal, de lo real a lo ideal…
1.-Le
ecole des Beaux-Arts, era la academia francesa, la cual mantuvo viva la tradición
clásica desde 1819 hasta 1968.Muchos de sus diseños se hacían en un clásico
“desnudo” y gigante, como algunas obras de Ledoux, tratando de no sobre-imitar a los antiguos.
Tradición Clásica.- Era la asimilación consciente
y la reelaboración de las características imitadas del arte antiguo, según sus
cualidades percibidas. (Tradición = transmisión). Su transporte, para una
segura conservación. Lo que es tradición en realidad no es la institución, sino
la creencia en sus valores. Dentro de esta tradición estaba lo que Vitrubio
decía de la buena arquitectura: Para serlo, decía debía tener Firmitas,
utilitas y venustas (Estabilidad, utilidad y belleza). En el renacimiento se
hablaba de concordancia entre las partes y el todo, hasta un punto en el cual
nada se podía quitar ni añadir, sin dañarle. (Alberti). Para Alberti, la
apariencia estética de la arquitectura debía tener belleza y ornamento, siendo
este algo adicional. La belleza era una armonía inherente.
El clasicismo lleva más de 2000 años en
“occidente, en zonas occidentalizadas e influyó aún en el este.
Todos los estudios y documentos sobre el
origen de la modernidad indican que la llamada “modernidad heroica”, de los años veinte del siglo pasado, logró su
definición luego de decantar propuestas de las vanguardias (Cubismo-Futurismo,
Stijl)), algo de expresionismo y Neue Sachlichkeit, o nueva objetividad y
culmina cuando se opta por una especie de retorno al origen y se coloca en el
centro de la reflexión como vimos, una especie de clasicismo desnudo,
simplificado. Algo parecido se hizo en el siglo XVIII, con Ledoux, Lequeu,
Bouleé según sostiene Emil Kaufmann en su texto de Ledoux a Le Corbusier.
Quienes vieron esto más claro en su
momento, fueron Adolf Loos en su obra vienesa y parisina y de allí, Le
Corbusier, Berhrens, Mies y algo Gropius.
Si revisamos el lenguaje de la
arquitectura más publicitada de los años veinte a los treinta, tenemos incluso
allí el mal llamado estilo
“Bauhaus”, obras como las de Oud,
Perret, Malllet -Stevens e incluso la de Giuseppe Terragni.
Con el cambio de la materialidad
gradualmente hacia el acero y el vidrio o el concreto visto, se va diluyendo
aquella arquitectura blanca, deudora también de la vernácula el, mediterráneo.
-Uno
de los profesores más reconocidos de Beaux-Arts, fue Julien Gaudet (1894-
1908), quien se oponía a las nocivas influencias de los arqueólogos, por dar
como resultante una arquitectura de adaptación, servil o de anacronismo
ilógico. Gaudet pensaba que lo que se veía en edificios antiguos ya había
perdido su gloria original: Había perdido mucho de su decoración y
revestimiento, incluso su color, tornándose en una especie de clásico desnudo.
Cuando se tuvo a finales del siglo XIX,
una versión más exacta de esa arquitectura, se llevaron una sorpresa. El
primer texto que sale en rescate de un clasicismo desnudo e innovador es el de
Geoffrey Scott, Architecture of Humanism, de 1914, pero se alejaba de las
“falacias” del siglo XIX y su exagerado eclecticismo. Los primeros ejemplos de
tal enfoque pueden ser el pabellón del “Sprit Nouveau” de L. C. y el pabellón
de Barcelona de Mies.
Son
más literalmente “Clásicas” las de Albert Speer, las de la E.U.R, la rusa de
los años treinta y la franquista. A propósito ¿A quién no le gusta la
arquitectura de G. Terragni, que tiene algo de cubo-futurismo y de clásico
desnudo?
Recordé
aquí la cita de Adolf Hitler: “Kein volk lebt laenger als die dokumente seine
Kultur”…Ningún pueblo vive más tiempo que los documentos de su cultura.
La
mayor crisis del canon clásico se dio como hemos visto a finales del siglo XIX,
ante el consumo indiscriminado, ecléctico, casi a modo de una combinatoria de
códigos y órdenes, sin ningún contenido. (Manfredo Tafuri, Teoría e historias
de la arquitectura.)
Pero
es justo decir que uno de los principales problemas del manejo de la herencia
clásica en arquitectura fue su habitual limitación, a lo sólo externo:
Lenguaje, proporciones, órdenes (Imagen y volumetría externas) y muy poco cuidado a su espacialidad y a su
destinación o propósito, o a su función. (Mucha venustas, poca firmitas y
ninguna utilitas).
Durante
tantos años se dio esta situación que la arquitectura quedó limitada a un
ejercicio vacío y repetido hasta el cansancio de carácter sólo formal. Los
avances técnicos, los nuevos materiales se ignoraban de manera olímpica y,
tuvimos así un gran avance de la ingeniería. Los ingenieros se tomaron el mundo
durante gran parte del siglo XIX, y parte del XX, hasta la aparición de la
arquitectura moderna. Antes, las grandes obras estaban en sus manos. Hoy
también tenemos una fuerte vertiente esteticista que se agota en el puro
lenguaje, sin aporte alguno de fondo a la disciplina, ni asimilación seria de
nuevos materiales o de procesos y técnicas innovadoras.
Las
vanguardias artísticas, como sabemos atacaron el eclecticismo vacío iniciando
así una revolución que para los años veinte y treinta sobrepasan el Art
Nouveau, el art déco, el expresionismo y luego incorporan elementos
cubo-futurista, del constructivismo ruso y de Stijl a la corriente que “retorna
al origen” formando así la corriente más fuerte de la modernidad. De ella se
apropian, quitándole toda ideología de izquierda los señores Phi. Johnson y
Hitchcok, lanzando desde Nueva York el conocido “International Style” que
distorsionó bastante, propósitos y origen de la modernidad, tornándole
disponible para el gran capital y el consumo masivo en los países desarrollados
de “Occidente”.
Con
todos los “revivals” del pos moderno, terminó por devaluarse lo que quedaba de
esa herencia clásica y en la práctica caímos en un “todo vale” y en una
exacerbación del individualismo artístico, llegando a obras del puro capricho
como las de Ghery Hadid y otras súper estrellas, que acaparan atención de clientes,
crítica y publicaciones.
Hubo
un momento interesante en este proceso súper reducido que recuento y fue cuando
se dieron dos opciones, interesantes ambas: Una racional, con más apego a la
herencia clásica y otra orgánica, más libre, que retomaba elementos de las
arquitecturas vernáculas y que privilegiaba el sentimiento, pero sin llegar al
exceso caprichoso actual.
En
algún punto entre ellas podría estar todavía algún sentido de esa herencia.
Textos
consultados.-
Greenhalg, M, The classical tradition in art, London,
1978
Greenhalg, M, What is classicism? Academy editions,
London, 1990.
Krier, L, “An
Architecture of desire”, Architectural design 56, 4, 1986, nota 3.
Wiebenson, Dora, editor, Architectural theory and
practice from Alberti to Ledoux, Chicago, 1982.
Speer, Albert, Inside the Third Reich, Eng.
Translation, N. York, 1970, Review by Barbara Miller Lane in JSAH XXXII, 4,
1973, 3416.
Scott, Geoffrey, Architecture of Humanism, 1914.
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