La primera es dedicarle al concreto reforzado a la vista , el número, los textos y algunas de las obras publicadas. Los textos de Isasi e Ignacio Paricio son interesantes:< Un nuevo cemento, la Sostenibilidad como Musa> y <¿Ligero y esbelto? Mutación del material pétreo>. Las obras en concreto visto de Sanaa (Rolex Centre) la de Engel y Zimmermann, Soto Moura y de Olgiati, son significativas al respecto.
Pero la verdadera sorpresa agradable estuvo en los dos textos: Crítica y Crisis de Fernández-Galiano y Arquitectura Milagrosa de LLátzer Moix.
El número además conmemora los cincuenta años de Brasilia: , y los cien del nacimiento de Burle Marx, con un texto de Roberto Segre. Como ven se trata de un número atípico de la revista, por su pro modernidad.
Los dos textos presentados como argumentos y reseña son los más sorprendentes: En Crítica y Crisis, donde se menciona "El Contrato Social" de la Arquitectura Moderna.
Fernández-Galiano nos recuerda la crisis de la arquitectura moderna a partir de los textos de R. Venturi y A. Rossi de 1966, pero sostiene que cuarenta años después debe hacerse un llamado al órden y apoyar críticamente los proyectos que se proponen mejorar el mundo. Invita a rescatar en los arquitectos el papel de servidores que se ha desvanecido mediante "La liaison non sancta con la celebridad y el glamour".
Luego Fernández-Galiano hace a mi juicio un gran homenaje a la modernidad: "La disciplina de la Arquitectura durante tanto tiempo territorio de monarcas y magnates, desdibujó sus vínculos con el poder durante las primeras décadas del siglo XX y estableció un pacto con la esfera social que situaba la vida cotidiana de la gente común en el centro de la atención, pero este pacto se ha ido debilitando"...y demanda "Un siglo después, del contrato social de la Arquitectura Moderna, una renovación que no puede ser inocente"...¿Es este el camino? Fernández-Galiano sabe lo difícil de este, pero lo ve como el único decente.(Volver a descubrir la humanidad en la adversidad) dice que la arquitectura en general, se abrazó a una caricatura del capitalismo, como casi única referente ideológica.
El otro texto : de LL. Moix, ataca el fenómeno de la arquitectura de "marca", de la arquitectura del Star system, delos iconos, de los aristócratas del Pritzker y, la arquitectura del espectáculo.
Habla de la pérdida del sentido de la proporción entre necesidad y precio de las obras públicas,el cual deben recuperar en vez de atender sólo a que los edificios sean foto génicos o televisivos. Moix nos recuerda al crítico W.J. Curtis, quien se fue contra la arquitectura faraónica del espectáculo, llamándola "Techno-Kitsch".
En el caso español el precio pagado ha sido alto por obras para ser ignaguradas por políticos, y para "poner" en el mapa pueblos y ciudades antes ignorados.
¿Se podrá en serio poner un límite al derroche de alcaldes prestos a "gastar en arquitectura"?(Esto me recuerda mucho a Medellín). Moix pide volver a la sensatez. ¡Ya era tiempo!...Pero bueno, llamar a repensar el pacto social de la arquitectura moderna es un bandazo y un reconocimiento. También es un llamado a revisar los valores de la modernidad ahora olvidados u opacados por el carnaval posmoderno.
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