Pirámide ética. |
Los Amantes.- René Magritte |
VALIDACIÓN ÉTICA DE LA ARQUITECTURA.-
A pesar de lo que piense David Watkin. (Moral y Arquitectura, Tusquets, 1981.)
El texto de Watkin, argumenta contra “la extraña aberración” de limitar la estética a una rígida moral, sometida a una ideología socio-política y aboga por el reconocimiento del “genio individual”, en arquitectura.
Siempre, o al menos desde los filósofos griegos, se pensó que la arquitectura era la respuesta a demandas concretas de la sociedad, así como en la conexión entre lo bello, lo verdadero y lo bueno. O sea, con el bien y con lo ético.
La mayoría de historiadores y críticos, entre ellos Sigfried Giedion, aseveraron que la arquitectura contemporánea, o sea la moderna de su época, se originaba en un problema ético. Pensaban también que apoyarla, generaría cambios en los modos de vida.
La escuela “alemana” de historia y filosofía de la cultura, ha sostenido una especie de “utopía”, que supone que la historia tiene “un argumento”, como en el cine, que podemos descubrir. Algo así como “una secreta síntesis” que sólo quienes están embebidos en el “espíritu de la época” o Zeitgeist , pueden entender. (Esto era lo que Karl Popper llamaba historicismo).
Tal enfoque sigue la tradición neo-hegeliana que busca articularse con el espíritu de la época y también sostiene la idea de espacio como lo esencial en arquitectura y, en su vertiente formalista, la idea de Kuntswollen , como un “telos” del arte, o voluntad de arte, pasando el artista a ser casi un instrumento de esa voluntad. En esta tradición, validar la arquitectura con la ética y la moral, era dar por sentado que ella destaca la honestidad, la salud, la fe en la tecnología, (Además se suponía que esto se correspondía con una nueva sociedad colectiva, de igualdad para todos).
Una arquitectura “sin estilos”, que sirviera para todos y para todo, “como puro arte de la utilidad”, según Berlage, era la arquitectura para el siglo XX, siglo según él, del socialismo… (La diferencia entre los Nazis y demás socialistas, además de sus atrocidades, era que ellos en el fondo fueron un movimiento colectivista de derecha, que endiosaba la tecnología y además concebía una arquitectura “enraizada”, para la vivienda y otra, basada en la tradición neo-clásica, para los edificios del estado).
El resto de socialistas veía todo igualitario: Lo “sin estilo”, valía para todo. (Según Bárbara Millar Lane, los nazis pensaban que para vivienda eras más apropiada la arquitectura vernácula, similar a la de Tessenow y para monumentos y arquitectura civil, lo apropiado era un neo-clásico simplificado tipo Troost o Speer, dejando a la arquitectura moderna sólo los edificios utilitarios).
Una estética sin la idea de ética, se separa de las tradiciones pitagórica y racional occidental, que sostenían la “trinidad” de lo verdadero, bello y bueno.
Lo bello es bueno, en la medida que lo rige la idea de equilibrio, de la Concinnitas . Esta era la visión del mundo clásico, que daba por válida la actitud moral basada en la medida.
Pero cabe la duda, de que la ética o la moral, provengan en arquitectura más bien de las tradiciones y teorías que ligan estética con la función, o belleza con un objetivo: pedagógico, político, religioso, moral, ideológico…Parece así, que la ética y la moral llegan a la arquitectura moderna por esta vía y no por las tradiciones mencionadas.
Muchos pensadores trabajaron esta temática: Para Kant, la belleza es un símbolo moral. Heidegger, lo hace en relación con su concepto de habitar poético. Heidegger, pensaba la obra de arte como acontecimiento de la verdad. El arte para él, es modelo del acontecer de la verdad. (Verdad es la cosa en sí misma, según Husserl). Heidegger equiparaba arte y Poesía.
Wittgenstein, pensaba que ética y estética son lo mismo, que ambas son inexpresables. También decía: La contemplación del mundo con ojo feliz es contemplación artística.
Para Soren Kierkegaard, toda estética implica, denota o sugiere una ética.
Los ahora “de moda”, enfoques sostenibles en arquitectura, ¿Recorren los caminos éticos o, los estéticos?... ¿Hay ética en el minimalismo, indoloro, inodoro, hedonista y “posmoral”? En él la apariencia tiende a hacerse sustancia. ¿Decadencia de los valores éticos?
El bien, en relación con la arquitectura supone sinceridad constructiva, adecuación a la función, decoro… ¿Implica esto una ética racionalista? Pero, ¿A quién importa hoy la sinceridad en arquitectura?-¿Necesitamos más ética y menos estética?, siguiendo la pregunta de la 7ª bienal de Venecia del 2006. Tal vez si, pues ahora todo vale. A esto nos ha llevado una arquitectura sin consideraciones éticas, o morales. ¿O no mister Watkin?
Recordé escribiendo esto, la conocida frase de Phillip Johnson, pensada como para esta época: “Hagamos hoy lo que tengamos ganas de hacer”.
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