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“Contenedores” de Uso Mixto.-
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¿Debe un edificio parecerse a lo que contiene?
Durante mucho tiempo se pensó que así era y, que así debía ser. A esto se le llamó Carácter .
Si se trataba de un templo, el edificio debía tener carácter de tal, debía parecerlo. Aunque en el caso de templos cristianos, la cruz y los campanarios hacían las veces de anuncios de su identidad.
Durante todo el siglo XX los usos mixtos, o estructuras híbridas, que siempre habían existido, toman fuerza ante la situación de la ciudad moderna. Recuerdo en Medellín el edificio del "teatro" Ópera, que daba frente a la calle Maracaibo y a la carrera Palacé y contenía : Sala de cine con comercios en primer piso con varios pisos de oficinas dando a Palacé y, comercio salida del cine y varios pisos de viviendas dando a Maracaibo.
La arquitectura durante muchos años siempre fue de usos mixtos. La gente trabajaba y vendía sus productos en casa. Se dejaban los primeros niveles para negocios y comercio y los superiores para uso residencial y, los barrios tenían funciones diversas, aunque predominara algún uso en un distrito.
Con la era industrial la ciudad cambió y se dio la edificación especializada en gran escala, con un solo uso. La urbanística moderna pensaba que separar viviendas de industrias contaminantes y escuelas de comercios ruidosos, era lo mejor, apareciendo así la propuesta del "Zoning", con grandes áreas urbanas y edificaciones de un solo uso. Las estructuras de uso mixto eran estigmatizadas por la modernidad ortodoxa (C.I.A.M.). Se pensaba que producían vitalidad desordenada y caótica.
La carta de Atenas era lo opuesto a lo híbrido. Los “condensadores sociales” modernos también lo eran, pero las de los años sesentas y setentas son su pariente cercano: Según decía Fumihiko Maki, una gran estructura permite todas las funciones de una ciudad o parte de ellas.
El asunto del carácter de los edificios se complejiza y se torna de pronto innecesario con las estructuras de uso mixto: ¿A qué debe parecerse el edificio cuando hay varios usos? ¿Ahora a cuál uso debe responder el edificio, como identidad? Al no tratarse simplemente de un uso religioso, educativo o residencial único, ¿a cuál de todos y porqué, debe adecuarse el carácter del edificio?
Lo más probable es que a ninguno y, así se trabajan “contenedores” indiferentes o neutros cuyo carácter ahora es la “mostración” del éxito corporativo o inmobiliario.
Lo más probable es que a ninguno y, así se trabajan “contenedores” indiferentes o neutros cuyo carácter ahora es la “mostración” del éxito corporativo o inmobiliario.
Las estructuras de uso mixto volvieron obsoletas las mono-funcionales (De vivienda por ejemplo), carentes de equipamiento y espacio público.
Los tipos híbridos definen el espacio público en la ciudad de hoy: Vivienda, trabajo, cultura…Su definición ahora se da en sección y no en planta y, en ellos reina la yuxtaposición de programas. Las estructuras de uso mixto necesitan la gran ciudad y la gran densidad…necesitan altos valores de la tierra y, podrán contener tantas funciones cuantas sean rentables. Ellas demuestran el error del aforismo: La forma sigue a la función . Un edificio de estos es un gran “contenedor” que da cobijo a un hábitat indiferente a la gran cantidad de funciones en su interior. Las estructuras de uso mixto, son cada vez más , y ahora se dan con dos variantes: Vertical y Horizontal.
Ellas son un fenómeno urbano, que comparte la ocupación con alta densidad de uso del territorio, el impacto en la trama urbana, la modificación del suelo urbano y componentes artificiales para la movilidad urbana.
La variante horizontal es mimética o se “camufla” con el paisaje, la vertical altera significativamente el “Skyline”.
Altos o bajos, tienen un carácter invasivo.
La ciudad densa de finales del siglo XIX, produce primero los verticales, por la necesidad de mezclar usos y superponer funciones.
Ahora, ellos son como dijimos, fenómenos típicos de la metrópoli.
Contienen como hemos dicho, tantas funciones como sea posible y rentable, en entornos de alta densidad y actividad económica.
Ahora, ellos son como dijimos, fenómenos típicos de la metrópoli.
Contienen como hemos dicho, tantas funciones como sea posible y rentable, en entornos de alta densidad y actividad económica.
Así, el anatema de la modernidad que los consideraba “perversos” terminó y, hoy tipos y estructuras de uso mixto, indiferentes al carácter de lo que contienen, son una de las características de la gran ciudad contemporánea.
Los mixtos o híbridos, son artefactos a medio camino entre arquitectura y urbanismo.
Ellos son generadores de actividad densa y son por esto, para ser vividos las veinticuatro horas.
Son oportunistas, por sacar ventaja de su localización en la metrópoli, con su complejidad y densidad.
Ellos son concentración: De usos, capital e intereses. ¡Esperemos que también lo sean de arquitectura urbana!...
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