domingo, 4 de octubre de 2020

¿Los ricos también lloran?

Pent Houses.








¿Los ricos También lloran?

“Me gusta ver a un hombre orgulloso del lugar donde vive.
Me gusta ver que un hombre viva de modo que su lugar pueda estar orgulloso de él…”
Cita atribuida a Abraham Lincoln.


En todo el mundo ha sido consensual, que investiguemos y tratemos de mejorar la condición de habitar de la población de menores recursos.
A ella se dedicó el mejor esfuerzo y reflexión de la crema y nata de la modernidad. Los mejores y más conocidos estudios de los C.I.A.M., buscaban mejorar  la calidad de esos  asentamientos y los estados dedicaron buena parte de sus recursos para ese fin.
La llamada clase media poca atención ha recibido, con excepción de la que le prestó la Bauhaus y la Norteamérica de la 2a posguerra. Poco se ha pensado sobre su habitar…La bauhaus  pensó en ella indirectamente, al intentar establecer estándares de habitabilidad, prácticamente para todos, lo cual les incluía. La clase media norteamericana era el modelo de nivel de vida para todo el mundo y hacia ella se fue el esfuerzo productivo en U.S.A., al regresar las tropas de Europa.
“Lo políticamente correcto” siempre fue dedicar los esfuerzos a los más pobres, e intentar elevar su calidad de vida al nivel  ideal que se pensaba ya tenía la población de  ingreso medio.
Pero los grandes excluidos fueron los “ricos”, a quienes sin embargo se dedicaron algunas de las mejores obras de Le Corbusier, Wright y Mies, la vivienda para ellos no se suponía fuera un problema que ameritara definición de tipos, políticas  o estándares.
Los proyectos canónicos de un nivel digno de habitar, las Siedlungs alemanas de la época de entre-guerras del siglo XX,  son ejemplo de lo dicho, ya que se destinaban a población obrera o de bajos ingresos tratando de lograr estándares de clase media. En efecto los niveles que alcanzaron, son hoy los de nivel promedio aceptado como “buena vivienda”.
Tal vez  por eso los promotores y empresas inmobiliarias, se apropiaron de esa experiencia echando mano de su racionalidad, eficacia y funcionalidad, para lograr buenas ganancias con ofertas muy aceptables en su calidad. Hoy en todo el mundo el espacio de habitación está en transformación y trasciende su tradicional carácter protector de lo privado e íntimo, para familias tradicionales. Lo público irrumpió en estos espacios que ahora es indefinido, gracias a la tecnología.

Lo anterior y la memoria de mi propia actitud hacia este problema, hacen que hoy me refiera a  las áreas residenciales y tipologías que acomodan a la población más próspera: A nuestros “ricos” a mi juicio muy poco privilegiados en su habitar. (Aceptando los cambios y que la vivienda es otro artículo de consumo).
Medellín ha sufrido como todas las ciudades, un proceso de migración interna de su población con mayores ingresos. Hasta los años cincuenta del siglo pasado, esta población se asentaba en el casco tradicional, hoy central, al lado oriental del río.
Estaban a lado y lado de la quebrada Santa Helena o avenida la playa (Que tuvo que ser cubierta por su contaminación). También estaban alrededor del parque Berrío y en Sucre; por los años veinte se pobló Prado, con casonas dentro de una trama renovada, con ante jardines. Otros se asentaron en Ayacucho, parte alta cerca a Loyola en casas quintas y en sectores del barrio Colombia.
En ese entonces el Poblado eran haciendas, fincas con casonas y villas.
Después de 1940 se inició el poblamiento de la llamada otra-banda, en el costado occidental del río  Laureles nace allí como vivienda cooperativa, para empleados y estratos medios. Es una especie de suburbio jardín, con generosas vías, zonas verdes y arborización.
Ante el estancamiento de Prado, por su mala vecindad y la “ruralidad” del poblado, Laureles gana estatus y se puebla rápidamente, densificándose y después atrayendo  los estratos altos.
Las tipologías de casonas casas quintas,villas, palacetes, van dando paso a la vivienda multifamiliar, que se inicia en el centro y algo en laureles,  con buena calidad y diseñada por los mejores arquitectos de la época, como Tulio Ospina o Federico Blodek.
Laureles es el primer barrio urbano con calidad fuera de la retícula tradicional, Su trama  planeada por Karl Brunner y Pedro Nel Gómez, se desarrolló  con casas de uno y dos pisos entonces modernas, de calidad buena.
Ha sido tal vez el mejor “vividero” que ha tenido la ciudad.
Su transformación y densificación no han sido desafortunadas, porque  contaba con buena infraestructura y no alojó “unidades cerradas”.
¿Qué es lo mejor en cuanto vivienda,  que el dinero puede comprar hoy en Medellín?
¿Dónde están las villas contemporáneas, los Pent houses?
De pronto hay buenas ofertas en sectores del poblado, o  en laureles…Pero algo que da una idea, es que la vivienda usada tiene mejor precio que la nueva (Esto es un fenómeno nacional).
Tenemos de calidad,   sectores en Prado y el Centro que han resistido la inseguridad y el deterioro, algunos sectores del Poblado hacia las transversales y límites con Envigado, algunas zonas de Envigado y Sabaneta y ofertas aisladas en laureles. Las “unidades cerradas” han mermado para bien de la ciudad.
Pero, no hay hoy en Medellín una oferta tipo Pent houses,  de vivienda para los estratos altos “novedosa”, impactante, con alta calidad y con urbanística sobresaliente como la de laureles en su época. Tenemos si, exceso en el ánimo de lucro y construcciones  hechas a la carrera con materiales poco durables…Esto explica en parte el alza de precios de vivienda  usada.
Medellín tiene hoy un  alto costo, difícil de soportar aun para los más ricos y,  se sigue dando más que una migración de la clase alta al interior del área metropolitana, un éxodo  hacia afuera de ella…
Como sabemos, ya  es casi  imposible tener una buena casa en Medellín y  un buen “vividero” en lugares con calidad y costo decentes.
El éxodo a los alrededores, incluso alejados,  en busca de la casa “soñada”, como 2ª vivienda y cada vez más, como vivienda permanente, continúa…
Las clases medias y altas han sido los habitantes por excelencia de los alrededores “rurales”, de las pequeñas ciudades o pueblos, buscando condiciones arcádicas o ideales y, en ciudades “satélites”, como Río negro o Santa Fe de Antioquia.
Hemos llegado ya a tener parcelaciones en zonas sin relación con ciudades o pueblos en una especie de  “tuburbio” amorfo y desparramado. Las cintas asfálticas de varios carriles que atraviesan pueblos, ciudades pequeñas y tierra agrícola, han transformado esos territorios en lugares maduros para los “promotores” inmobiliarios que los vuelven parcelaciones de paisaje degradado  en su mayoría. Supongo lo que ocurrirá cuando la región se des atrase en cuanto a su infraestructura vial.
En síntesis, hoy con mucho dinero no se compra fácilmente un buen “vividero” en Medellín y esto es una alerta para autoridades y expertos.
¿Es solución escapar de la ciudad? Pienso todavía QUE NO. Es dudoso encontrar fuera de ella  mejores servicios, seguridad e infra estructura por lo cual los gobernantes deben mejorar la relación beneficio/costo de vivir en ella. También por supuesto debe mejorarse la condición de la construcción en la región.
En otras latitudes los más ricos viven en asentamientos con grandes zonas verdes, lagos, playas, clubes campestres y casas de buena calidad con buena infraestructura, buenas vistas, entornos de calidad ambiental sobresaliente… y precios justos.  ¿Será que a mediano plazo en Medellín  se podrá estar orgulloso del lugar donde vivimos y, ser un orgullo para ese lugar,  o aquí los ricos seguirán llorando?


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