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| Visita de Le Corbusier a Colombia. Aquí con un grupo de estudiantes de arquitectura de la universidad nacional.Bogotá. En el centro Fernado Martínez Sanabria. |
Parece estar claro, que continuamos dentro del proceso de la
modernidad. Su proyecto como dijera Habermas, aún no está acabado.
En arquitectura modernidad
supone una continua relación entre estética y ciencia…Ella es, crítica e
innovación.
Haciendo un balance muy rápido a partir de revisar textos de
algunos autores escogidos: Adolf Behne, Der moderne Zwecke Bau, 1926; Adolf
Platz, Die Baukunst der Neuesten Zeit, 1927; Sigfried Giedion, Bauen in Frank Reich,
1928; textos que hicieron las primeras “Revisiones Académicas” de la
arquitectura moderna (Neues Bauen), cerca de 1920. Encontramos todas estas
obras apegadas a la idea de Zeitgeist y al rechazo a la
historia y los estilos.
En esas obras se basaron Henri Russel-Hitchcok, Walter Curt Behrendt
y el posterior texto de Giedion, Space
Time and Architecture. (The growth of a new tradition), de 1941.
También se deben revisar las acciones del Werkbund alemán, de la
Bauhaus y revistas y publicaciones, de las cuales ahora recuerdo L´Sprit
Nouveau y Vers un Architecture de Le Corbusier. Sin duda cabe también una
revisión de actividades de los C.I.A.M.
La revisión nos muestra diversidad de enfoques, crisis, ideas a
veces contrapuestas y la aparente victoria de la Neue Sachlichkeit, sobre el
expresionismo y otras corrientes. También
nos muestra en cuanto arquitectura, que el proyecto moderno suponía el
estudio y evaluación de espacio forma, tecnología y por supuesto su imagen.
También su programa y finalidad. Era importante que se pensara haber superado
la idea de estilo, ya que ella suponía algo tan perfecto que no era posible
ignorar o mejorar. Admitir la idea de estilo era admitir el concepto de “Post
historia” (Cuando algo ya no puede evolucionar o ser mejorado).La Crítica y la autocrítica fueron
sus medios más identificables, pero su principal aporte está en la idea y
desarrollo de la idea de espacio. Su pionero fue Gottfried Semper a quien
debemos sus tres momentos del espacio: Altura, (Proporción) ancho, (Simetría) y
profundidad, (Dirección), dando la primera interpretación sobre espacio
existencial en arquitectura.
Pero ignorando o maquillando lo que fue la realidad europea y
haciendo una conveniente asepsia de sus conflictos ideológicos, aparece el
texto de Henri Russel-Hitchcok y Philip Johnson, International Style, Architecture
since 1922, que complementaba la exposición y el catálogo del M.O.M.A de Nueva
York de 1932. (Se expusieron entre otras las siguientes obras: Turun Sanomat,
Turku, 1930 de Alvar Aalto; Stein House, Garches, 1930, Le Corbusier y P.
Jeanneret; Ville Savoye, Poissy, 1930 Le
Corbusier y P. Jeanneret; De Beistegui Pent house, Paris, 1931;Double House, Brno,
1926, Otto Elsien; Bauhaus Building, Dessau, 191926, W. Gropius; City
Employment Building, Dessau, 1928; Schoken Store, Chemnitz, 1928, Erich
Mendelsohn; Apartment House,
Weissenhoff, Stuttgart, 1927, Mies van der Rohe; German Pavilion, Barcelona,
1929, Mies van der Rohe; Tugendhat House, Brno, 1930, Mies van der Rohe;
Workers Houses, Hook van Holland, 1924,
J. Oud; Kunstveren, Hamburg, 1930, K. Schneider.)
En su libro Russel-Hitchcok y Johnson decían: “Las características
más comunes del estilo internacional son formas rectilíneas, luz, superficies
planas libres de ornamentos o decoración, espacios internos abiertos y una
ligereza visual de peso, engendrada por el uso de la construcción en cantiléver
(Voladizos), combinación de vidrio y acero, concreto reforzado…” Y, más
adelante: “Un estilo minimalista en concepto, libre de características
regionales, con énfasis en funcionalismo y rechazo de todo elemento decorativo
no esencial; enfatiza el aspecto horizontal de edificios. Se desarrolló entre
1920-30 en Europa occidental, principalmente en la Bauhaus…”
Ellos encontraban en tal estilo tres características principales:
1° Percepción de Arquitectura como volumen (No como masa). 2° Regularidad y
equilibrio en vez de simetría. 3° Eliminación de ornamentos extraños. De la
arquitectura de ese período se han lanzado varios aforismos: “Estética de la
Máquina”, “Ornamento es delito”, “Verdad del material”, “Forma sigue a
función”, “Vivienda máquina de habitar”.
Se ha dicho por algunos que los historiadores “Han creado la idea de un movimiento
moderno…”, dice Anthony Vidler en su libro
Historias del Presente Inmediato,
G. Gili, Barcelona, 2011, p. 23.
A pesar de su oposición a la historia y del “fin de los estilos”
que clamaba Le Corbusier, “El movimiento moderno”, se presenta como unido y es
historiado. Así entraba a ser parte de la historia.
Según Russel-Hitchcok y Johnson además era un estilo: “The
International Style”. (Ni mención de la idea de espacio).
Pero, existía desde el siglo XIX, un método que superaba la identificación estilística,
comparando forma-masa-volumen-superficie, en abstracto, (Semper, Riegl,
Wölfflin, Schmarsow). La relación entre fuerzas existenciales y artefactos,
edificios y su cerramiento espacial, la idea de tectónica o arte de la ensambladura. Se trataba más del espacio
que del estilo, para una identidad
disciplinar de la arquitectura.
La forma espacial se fue tornando clave por su tridimensionalidad.
El método de Paul Frankl para esto, es específico y analítico, mediante su idea
de forma espacial, forma corpórea, visible e intención, propósito, con sus
fases de desarrollo: Renacimiento, Barroco… y el empleo de diagramas.
Así, la Arquitectura vista como disciplina es asunto de la
modernidad. Pero, “ARQUITECTURA”, si incorpora sistemas, ideas, prácticas,
vinculadas con las obras arquitectónicas es una ideología, nos diría Manfredo
Tafuri. Así ella se equipara a la Religión y la Política.
¿Cuál es desde esta óptica su papel?
El desarrollo capitalista avanzado la ha limitado, la ha vuelto
inútil (Sublime inutilidad decía Tafuri).
¿Qué papel tiene hoy la construcción?
Desde el siglo XVII, se
decía que la arquitectura era sólo la máscara embellecida de una de las
necesidades del hombre (Jean Le Rond D´Alembert). Ella es algo así como una
piel retórica de la función. Aún si admitiéramos tal criterio, la concepción
espacial da sentido y relevancia a la arquitectura. Si estudiamos y dominamos
mejor las prácticas constructivas, y depuramos la concepción espacial, podremos
dominar también el oficio de enmascarar o cubrir con una piel, la necesidad
humana de refugio-habitáculo.
Pero volviendo a la modernidad, entendida como proyecto continuo de renovación e
innovación, basado en
experimentación/investigación internas, comprendemos que ella también implica un proceso de estudio/evaluación
de un lenguaje en sí mismo y acercarse al programa de los proyectos y obras.
Hoy, todo lo que la modernidad planteaba sigue vigente…Lo que decía
Habermas es cierto y aún estamos en un proceso de hacernos preguntas
relacionadas con ella: ¿Cuál forma, qué programa, cuál espacio en relación con
nuestra sociedad? La política sigue
siendo un reto y tenemos muchos problemas sin resolver. Tenemos
coherencia y continuidad con aspectos del mundo académico del siglo XVII, con
la revolución industrial del siglo XIX,
y con los avances en ciencia y tecnología del siglo XX. Modernidad es el
presente.
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