domingo, 4 de octubre de 2020

Arquitectura y Tiempo.-

Arquitectura y Tiempo.
Reloj de Arena.

Mucho se ha dicho que una arquitectura expresa su tiempo y se ubica en un lugar y una época.
Queramos que no, el tan discutido “Zeitgeist”, o clima cultural e intelectual de una era, o espíritu de la época, afecta las obras de arquitectura. 
El concepto es atribuido a Hegel y viene relacionado con el de “Genius saeculi” latino.
Una obra de arquitectura desde que nace o se construye, se relaciona con lo temporal y lo contiene.
 El enfoque de “Zeitgeist” es alemán, así como el de “Kunstwöllen o inconsciente colectivo, como voluntad de arte.
El Zeitgeist, según esa tradición, es una conciencia orgánica única, inherente a sociedades cohesivas y se expresará en un arte sano.
Sus críticos le asimilan a una especie de “historicismo” que supone una forma. de lógica desplegada en la historia.
Se dice que es característico de la historia del arte alemana, interpretar en general la arquitectura apoyándose en la idea de espíritu de la época y, ligada a esto se da la idea de cambio y de “lo nuevo” en la sociedad y la naturaleza humanas, por lo cual cada época tendría un carácter distintivo.
Se ha relacionado a veces el Zeitgeist con la moda, pero muchos estudiosos incluyendo a Viollet-le –duc, piensan que esos son conceptos bien distintos al punto de entenderse la moda como un extremo y el espíritu de la época como el otro.
En su país de origen era tradicional ubicar tal espíritu en el “volk” (pueblo) y se consideraba que actuaba de abajo hacia arriba: De la conciencia popular o del instinto y, nunca como producto de una élite, ni del gusto o “buen gusto” de diletantes y connoiseurs.
Siegfried Giedion, quien hace parte de la misma tradición, escribe en su muy influyente texto Space, time and Architecture de 1948, que había una “cierta” síntesis universal, una especie de inconsciente colectivo (Gesteisgeschichte). Él confiaba en los impulsos de la época, en sus hechos constituyentes (y no en los transitorios) por ser estos últimos esporádicos. Para él, los hechos constituyentes llevan la época hacia el progreso y forman tendencias recurrentes y acumulativas.
Dado por sentado que la temporalidad afecta de algún modo a la arquitectura, ¿cómo la afecta? ¿Existe relación entre época y propuesta arquitectónica? Y, si la hay tiene esta que ver con la moda?
Pensamos que en cada período histórico hay, como pensaba Giedion, ciertos hechos constituyentes. 
En casi todos los campos de producción humana existe una especie de conexión que posibilita acercamientos, información en doble vía y finalmente “influencias” entre creativos y actores de procesos de trabajo en muchos campos. 
Esto en nuestra época es muy notorio y dados los avances en comunicación e información, las influencias son hoy más rápidas y se dan entre un mayor número de autores y actores. 
Esto es posible en muchos campos: Música, vestuario, artes plásticas, artes escénicas, arquitectura, diseño industrial y artefactos. Así, en un período dado, por tales influencias, se forman determinadas tendencias en un determinado momento.
En el pasado con pocos medios de comunicación al alcance y dificultades hoy superadas, hubo tendencias y aproximaciones como el renacimiento y el barroco, que surgieron y se extendieron en amplias áreas geográficas en tiempo relativamente corto. 
Podríamos interpretar que en el momento confromaron el "espíritu de la época" aún reconociendo en ellas un retorno al código clásico común.
Hoy no hay claridad respecto a un espíritu de la época en concreto. Tenemos muchas y variadas posiciones, prima lo individual al punto de tener algo así como una “babel del Zeitgeist”, una gran confusión.
De pronto nos encontramos en un período con muchas posibilidades y sin una única conciencia orgánica. 
Por momentos se imponen algunas tendencias características como la de la globalización y una mayor conciencia ambiental en búsqueda de lo sostenible. 
Algunos piensan que vivimos un momento de híper o súper modernidad, por darse exageradas algunas de las características de la modernidad de la primera mitad del siglo XX.
Viéndolo bien, esto no es nuevo y durante casi todo el siglo XX, se dieron situaciones de pluralidad de tendencias y opciones conviviendo entre sí.
 Recuerdo la llamada “tendenza” con su manejo de conceptos de tipo y morfología, en abierta oposición al Zeitgeist.
 Según esa escuela neo racional italiana existen en arquitectura y ciudad códigos y una especie de A.D.N. que emparentan la arquitectura con muy antiguas raíces, lo cual demuestra la persistencia de la forma, que va más allá del espíritu de la época.
 El presente  así puede  depender de recorridos en el pasado, valorando así la excelencia de la memoria.
Esto abrió la reflexión hacia fenómenos de permanencia y cambio. Aquí en lugar de lo nuevo interesa lo pasado y sus raíces, recuperable como memoria.
Se entiende el tiempo como una línea, trayecto o curso que van llevando los acontecimientos y se piensa a veces la arquitectura como una semilla que contiene todo el desarrollo secuencial de la forma: forma en el tiempo.
Ella es así guardiana del tiempo en los dos sentidos, en las dos direcciones. Pasado/futuro. Ella concentra el tiempo en un determinado lugar y momento.
La posición dominante en “occidente” respecto al tiempo, ha sido la de una especie de ocaso continuo, con el presente como una serie de instantes que se fugan del futuro al pasado.
Hoy vivimos una arquitectura de “autor” de obras “exclusivas” y otra de grupos, de aproximaciones a la obra de otros, y a la de anteriores épocas usando la memoria. 
Ellas se oponen: La una está en el presente, la otra va y viene del pasado, de lo que es y lo que fue…
Pero, cuando oímos hablar de arquitectura, entendemos que muchos tienen de ella una idea de mercancía, de algo que se “remata” dependiendo de la ocasión, como “pacotilla”.
En verdad hoy, se produce poca arquitectura que valga la pena. 
Esto nos recuerda que no podemos ser mejores que nuestro tiempo, pero nada conduce tampoco a que seamos peores.

Sobre arquitectura y tiempo se ha dicho mucho.
 Recuerdo ahora el llamado realismo progresista a lo Albert Camus, que trabajaba método, no tipos, sin rechazar ni aceptar del todo lo existente. Así crea a partir de pre-existencias y del espesor de la memoria, de pronto incorporando algo del “Geist der Zeit”

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