Pórtico de acceso |
Hace
muchos años, tal vez en 1967, visité el monumento. Recuerdo todavía la emoción
que me causó verlo desde la esquina de la “casa del florero” cuando me aproxime
por la carrera séptima desde el norte de
la plaza de Bolívar y, desde unos cien
metros, se apreciaba en perspectiva mostrando toda su fachada norte y, algo de
su fachada oriental con su volumen retranqueado. El edificio domina la plaza
desde su podio y está regido por la simetría. Desde Thomas Reed, su autor, se concibió
con podio, recurso clásico. Elevándole un poco sobre la carrera séptima se
logró un atrio más alto que la plaza, a la cual se une por escalinatas
centradas frente al pórtico. En la carrera octava el desnivel es de unos cuatro
metros y aumenta hacia el sur, hacia la antigua calle Cartagena, actual plaza
de armas de la casa de Nariño.
Con
tal artilugio el edificio ganó escala, dominio y presencia hacia el espacio
público. Desde lo lejos la vista se va hacia el pórtico central y allí me
dirigí, recorriendo el volumen lateral a la izquierda, con zócalo sobre el
podio e hileras de ventanas en dos pisos.
En un impulso que ahora encuentro
normal, toqué las piedras del edificio. Primero las lisas del paramento de dos
pisos, luego inclinándome las del podio, rústicas (Sillería abollada) y al
ingresar las de los fustes de las columnas estriadas. El Capitolio es un edificio
en piedra de cantería que se construyó
en casi ochenta años (1848-1926), atestiguando nuestra inestable democracia
durante el siglo XIX y principios del XX.
Los
paramentos en piedra lisa de los volúmenes laterales, tienen dos pisos altos y
cinco ventanas rectangulares adinteladas
en cada piso. Los muros se enmarcan y rematan con pilastras y delimitan también
los vanos con balcón que continúan el pórtico de acceso. Estos muros se coronan
con una cornisa sencilla en voladizo y una balaustrada que prolonga en ella
llenos y pilastras, rematando con palmetas y, ánforas sobre la proyección de
las pilastras.
Ingresando
por el primer intercolumnio, pude ver de cerca la proporción del pórtico, cuya
columnata es de unos catorce metros de alto, un diámetro de unos noventa
centímetros y sus columnas jónicas forman una serie de seis filas de a tres
apoyadas en plintos cuadrados, basas circulares y con capiteles paralelos al
paramento externo. Ellas sostienen una cubierta con casetones de unos 3.7 metros,
formando cuadrícula como en los edificios romanos. Todo ratifica su estirpe
neo-clásica.
Pasando
el pórtico se abre el patio de Tomás
Cipriano de Mosquera con su estatua al centro. Él fue quien encargó su diseño y
ejecución, como edificio nacional, y acogiendo en parte al congreso creado por la constitución de
Cúcuta de 1821.El patio es de proporción rectangular y se destacan en él las
cuatro columnas que soportan un frontón con el escudo de Colombia esculpido en
la misma piedra y mirando arriba, al
fondo, el ático que remata el salón elíptico, con grifos en cada esquina
mandados a colocar por Laureano Gómez, para la novena conferencia panamericana
de 1948 (Se cumplía el centenario del inicio de su construcción).Esto también
recuerda el infausto “Bogotazo”.
Pasando
el patio llegué al salón elíptico propuesto por Pietro Cantini, después de 1881
y luego de muchas vicisitudes de la obra, modificando plano y cimientos de Reed
.El salón tiene doble altura con cubierta en plafón, sus paredes en la piedra
caliza de todo el edificio y es para mi gusto muy abigarrado en su diseño. Lo
percibí recargado y oscuro. Luego ha tenido refacciones y mejoras y ahora
detrás de la mesa que acoge a su directiva está el mural de Obregón sobre mares
de Colombia. Tiene vitrales desde 1926 y un escudo nacional forrado con
laminilla de oro. La mayoría de sus acabados son de esta época y en su diseño
participaron Mariano Santa María
(1908-14) y Gastón Lelarge hasta su terminación en 1926, En el edificio se hicieron luego cambios en 1930, 1945, 1957 y en los
años sesentas del siglo XX. Siguiendo mi recorrido pasé por los salones Boyacá
y del Senado diseñados como hemiciclos, parte de los cambios de Santa María y
Lelarge. Luego pasé al patio Núñez también de Santa María y Lelarge, flanqueado
por galerías y con escalinatas grandes hacia la plaza de armas del palacio
presidencial. (1). La estatua de Rafael Núñez esta al nivel de la plaza.
No
era posible un mayor recorrido por las medidas de seguridad en ese entonces.
Nadie
podrá negar el carácter de este monumento que con todos los cambios, recuperó
el sentido que tenía la palabra Capitolio, en el mundo romano.
1-El
Capitolio nacional de Colombia ocupa una manzana de 107 x103 metros, del centro
histórico de la capital, localizada
entre la plaza de bolívar y la de armas de la casa de Nariño y entre las
carreras séptima y octava, en un distrito monumental que incluye la Catedral
mayor, el colegio del Rosario, el Palacio de Justicia y el edificio Liévano
sede de la alcaldía Mayor de Santa fe de Bogotá. También cerca están el nuevo
edificio del Congreso unido por túnel al Capitolio y la iglesia de Santa Clara.
La
plaza fue remodelada la última vez por el arquitecto Fernando Martínez
Sanabria.
Se ha
dicho que Reed, se había formado en Alemania y Alberto Corradine, en su libro
sobre Historia del Capitolio Nacional de 1998, da crédito a La versión y lanza
la hipótesis sobre la modulación utilizada por este para su diseño y
construcción, basada en el pie prusiano de .31 centímetros, usando módulos de
3.7662 metros, similares a la doble toesa o al “Ruthe” de Prusia. Debemos
recordar que para la época en Colombia regía todavía el sistema español de
varas y pulgadas y los contratos se rigieron por tal medida.
Mi
visita, vista hoy en perspectiva, corrobora que el Capitolio Nacional es uno de
los edificios públicos más importantes de Colombia. Es un monumento
predominantemente sobrio y neoclásico, que identifica nuestra democracia, a
pesar del giro “presidencialista” que ella tomó.
Como
Arquitectura y Urbanística es sobresaliente. Su principal acierto es la
respuesta a los dos espacios públicos a norte y sur, el respeto a las carreras
séptima y octava muy estrechas y, su escala que respeta la de la catedral.
Galería en patio Rafael Núñez. |
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